Esa es la pregunta que se hace Nicholas Carr en su artículo ‘Is Google making us stupid?‘ en theAtlantic.com, al que llego vía Piel digital (un blog que he descubierto recientemente y que me parece francamente interesante). Eso sí, he cambiado ‘Google’ por ‘Internet’ en el título de este artículo, ya que me parece más justo con la megacompañía y más ajustado al sentido del artículo, como ahora veremos.
Actualización 12-jul-2008: Tenéis disponible una traducción del artículo al español (a la que llego vía Menéame)
El autor explica cómo nota que algo está cambiando en su cerebro, algo que nota especialmente cuando está leyendo. Y es que ya le resulta casi imposible concentrarse en una lectura más allá de dos o tres páginas; a partir de ahí su mente empieza a divagar, y pierde el hilo de lo que estaba leyendo. Carr cree que la culpa está en todo el tiempo que ha pasado delante del ordenador, en la web, haciendo búsquedas, ojeando textos, etc. La manera de “acceder” (difícilmente podemos llamarle “leer”) a los contenidos en Internet ha modificado su manera de captar información hacia la obtención de respuestas rápidas, breves, directas al objetivo.
Y es que en la comunicación, el medio y el canal no son independientes. El cómo escribimos influye en lo escrito, cosa que podemos certificar los que hemos pasado de la expresión manuscrita a la publicación en web, pasando por la máquina de escribir y el procesador de textos. También le ocurrió al filósofo Nietschze, que modificó sensiblemente su estilo de escritura cuando pasó de la escritura manual a la máquina de escribir.