Pues sí, ya se puede comprar. Llama la atención que por estos lares seamos capaces de comprar lotería de Navidad en pleno verano. ¿Será que la ludopatía es más poderosa que la tendencia a dejarlo todo para el último momento?…
Pues sí, ya se puede comprar. Llama la atención que por estos lares seamos capaces de comprar lotería de Navidad en pleno verano. ¿Será que la ludopatía es más poderosa que la tendencia a dejarlo todo para el último momento?
Dos aficionados en la playa luchando por un décimo capicúa.
Aprovechemos la ocasión para recordar algunas obviedades matemático-probabilísticas como que:
- El hecho de que la administración de cierta localidad de Lleida siempre obtenga algún pellizco importante en premios está más relacionado con la gran cantidad de números que vende, que con algún poder metafísico que le hace tener más posibilidades de resultar premiada que las demás (por cierto: ¿alguien sabe a qué viene la felicidad desbordante de los dueños de administraciones que han vendido un premio importante?).
- Que no te haya tocado la lotería en años anteriores no implica que este año tengas más probabilidades de ganar.
Y, de propina, algunos aforismos que nos pueden servir en momentos determinados para aliviar la presión social por adquirir participaciones:
La lotería es un impuesto para la gente mala en matemáticas.
Sí, existe un modo seguro de ganar a la lotería: no jugar. Te aseguras el reintegro.
Si nos parece positivo que los premios de la lotería estén repartidos, la manera óptima de repartirlos es… que nadie juegue.
¡Ah!, como dirían en esa fantástica película: por si no nos vemos, ¡suerte y enhorabuena a los premiados!