Hace unos meses escribía un artículo titulado “El ‘problema’ de Linux es que nos hace pensar“, en el que hablaba de una posible causa por la que Linux podía no extenderse entre los usuarios menos expertos en informática: les obliga a hacer elecciones (distribución, entorno de escritorio, hardware, …) que no son su objetivo y para las que no están informados ni en las que quieren perder tiempo.
En ningún momento afirmaba que la “culpa” fuera de los desarrolladores, de la comunidad, de los fabricantes o de cualquier otro. Se trataba de una crítica constructiva orientada a conseguir que Linux llegara por fin a cualquier usuario.
La mayoría de las críticas al artículo parecían ir simplemente contra el título, sin referirse realmente a su contenido. Por eso he cambiado en este artículo “pensar” por “elegir”, ya que se ajusta más a la esencia del problema.