Llevo bastante tiempo pensando en escribir este post; no lo había hecho todavía ante el temor de que no fuera la mejor carta de presentación para alguien que está buscando empleo. Sin embargo, un artículo que he leído recientemente sobre las dificultades de un responsable de seleccionar personal para un determinado perfil (UX designer) ha tocado mi fibra sensible, haciendo que me decida por fin a dar forma a este artículo y ofrecer un punto de vista, no opuesto, sino complementario.
Se trata, como no podía ser de otro modo, de un punto de vista personal y totalmente subjetivo; si alguien quiere ahorrarse los detalles, puede pasar directamente al último apartado: algo falla.
Antecedentes
Para que os hagáis una idea de mi situación, un brevísimo currículum: soy Ingeniero en Informática y tengo un máster universitario en Interacción Persona-Ordenador. Mi experiencia profesional es de 15 años en dos empresas (que he tenido que abandonar voluntariamente por diversos motivos), y en las que creo haber hecho un trabajo satisfactorio. Además, he mantenido mi faceta como desarrollador creando algunos proyectos personales, como diversas aplicaciones para Windows 8 publicadas en el Windows Store o una aplicación web de gestión; y he intentado fomentar mi lado investigador publicando artículos en revistas como UX Magazine o No solo usabilidad, o en congresos como Interacción.
No escribo esto porque sea especialmente diferente al CV que podáis tener cualquiera, sino para que os hagáis una idea de mi posición y mis posibilidades, y que no soy un recién titulado sin experiencia que ametralla a toda empresa viviente con currículums, o uno de esos supuestos parados “pasivos” de los que a veces hablan ciertos gobernantes que no han tenido la necesidad de buscar empleo en su vida.
Seamos proactivos
Con esos antecedentes, me veo en el 2012 buscando trabajo en Mallorca, confieso que con un sorprendente optimismo inicial. A pesar de que el campo en el que me he especializado (usabilidad, UX, accesibilidad, …) es todavía poco conocido en muchos ambientes, es una profesión claramente en alza, muy demandada en otros entornos, y que sinceramente considero que puede producir beneficios en prácticamente cualquier empresa.
Por desgracia, el mundo en el que me he especializado se mueve en un mar de vocablos difusos (user experience, usabilidad, diseño de interacción, interacción persona-ordenador, diseño de interfaces, …) y con un gusto enfermizo por los títulos autoasignados que en nada favorecen a la hora de que las empresas entiendan qué hacemos o en qué podemos ayudarles. Pero eso es otra historia.
Así que una de las cosas que hago es ser proactivo (esa habilidad al parecer indispensable para cualquier trabajo, junto al dinamismo) y enviar correos electrónicos a una selección de empresas que creo que pueden estar interesadas, aunque no tengan ofertas publicadas; no se trata pues de un fuego a discreción, sino que elijo los destinatarios cuidadosamente (en general, empresas de cierta importancia) y redacto un par de párrafos explicando por qué creo que puedo ayudarles en su negocio.
Bastantes de esas empresas tienen sus propios sistemas de gestión de CV, obligándote a introducir todos tus datos personales, experiencias, etc. en su sistema, por si no tuvieras suficiente ya con mantener las versiones Word, PDF, la de InfoJobs, la de LinkedIn, la de tu sitio web personal, etc. Si ya es trabajo hacerlo para optar a un puesto concreto, imaginad lo que es cuando no existe una oferta específica, y las esperanzas que puedes tener de que alguien lo lea. En estas ocasiones suele ser difícil encontrar un correo electrónico de contacto donde enviar tu CV; en otras, en cambio, existe toda una diversidad de direcciones que te permiten elegir qué departamento de la organización quieres que te ignore.
¿El resultado de tamaña proactividad? Ruido de grillos, viento, hierba rodando en el desierto… Casi la totalidad de empresas con las que contacto dan la callada por respuesta; ni siquiera un correo de cortesía (“ahora no, gracias”) o de confirmación de que han recibido mi mensaje. Las excepciones consisten en correos de respuesta automáticos, y algún contacto que se interesa más por mí, y que pasa a la siguiente fase de entrevistas personales.
Entrevistas personales
¿Entrevistas? Sí, he tenido varias, algunas muy similares entre sí: se trataba de proyectos específicos en los que podía encajar, y que parecían prácticamente hechos. Entrevistas que finalizaban con el consiguiente “ya te diremos algo“, e incluso alguna con “para hacerte una oferta concreta”. Y ahí han quedado todas: en un limbo de ofertas olvidadas digno de Ruiz Zafón. Por lo que he podido saber, no es que le hayan dado el puesto a otro, sino que simplemente no se ha cubierto esa plaza; y digo “por lo que he podido saber”, porque en la mayor parte de ocasiones nadie se ha puesto en contacto conmigo para explicarme qué ha sucedido.
El maravilloso mundo online
Por supuesto, también me puse manos a la obra usando sitios web en los que se gestionan ofertas de trabajo, como InfoJobs. Además, eso me ha permitido buscar ofertas fuera de la isla, algo que no era mi prioridad en un principio, pero que se ha convertido en alternativa a medida que pasaba el tiempo.
Este tipo de plataformas son de gran ayuda para poner en contacto a ofertantes y demandantes de empleo, qué duda cabe. Sin embargo, son también objeto de prácticas que bien podrían ser tratadas en algún programa de Iker Jiménez:
- Ofertas con decenas de candidatos que, de un día para otro, se cierran sin haber seleccionado a nadie ni dar más explicaciones.
- Ofertas que cada día gestionan candidatos, pero que permanecen meses sin que nadie se ponga en contacto con ellos.
- Ofertas “Guadiana”, que aparecen y desaparecen cíclicamente.
- Ofertas “clónicas”, que parece ser el mismo puesto de trabajo ofrecido a través de dos, tres o cuatro empresas diferentes.
Curiosamente, en un supuesto mercado de oferta y demanda, las ofertas laborales parecen pertenecer a otro universo. Es difícil encontrar una oferta donde los apartados de “se requiere” y “se ofrece” estén mínimamente equilibrados, tanto en cantidad como en calidad. ¿Por qué tanto detalle en lo que se demanda, y tantas reticencias a la hora de concretar, por ejemplo, el salario? Algunos responsables de selección se quejan de que los candidatos que no cumplen los mínimos les hacen “perder el tiempo”, pero también ahorrarían tiempo si publicaran el rango económico de posibilidades, y no ese ambiguo “salario según valía” que parece estar diciendo “te pagaremos lo mínimo que estés dispuesto a aceptar”.
Además, esa facilidad que tienen las empresas para gestionar candidaturas tiene su lado oscuro, y es que permite descartar candidatos a golpe de click, sin más explicación. Me pregunto si los responsables de esos procesos son los mismos que luego se quejan de lo mal redactadas que están las cartas de presentación o los CV; ¿cómo van a mejorar si nadie les dice qué es lo que falla? Entiendo que haya ofertas con cientos (¿miles?) de inscripciones, pero si has dedicado un minuto al menos a leer la candidatura, no entiendo que no puedas dedicar 5 segundos a seleccionar un motivo de descarte (aunque sea eligiendo entre un conjunto predefinido).
Por otro lado, esos descartes sin más información te ponen en situaciones tan desconcertantes como encontrarte con una empresa que descarta tu candidatura y vuelve a publicar una oferta idéntica (o similar) poco más tarde. ¿Vuelves a presentarte? Podrían haberte descartado por no tener un requisito indispensable (con lo cual no tendría sentido volver a presentarse), o podrían haber seleccionado a otra persona (con lo cual podrían estar interesados en ti en esta ocasión). ¿Cómo saberlo?
Algo falla
Todo lo que he contado tiene, faltaría más, sus honrosas excepciones: empresas que se ponen en contacto contigo para explicarte por qué no te seleccionan, o que te responden agradeciendo tu interés, pero que no tienen un hueco para ti ahora mismo. Cualquiera diría que es lo mínimo que haría cualquier organización mínimamente responsable, pero son eso: excepciones. Por supuesto que todo lo descrito no es excusa para que un candidato se presente con mala actitud a una entrevista, o que mienta descaradamente en un CV; pero sí veo que muchas veces se le pide que dedique un esfuerzo y dedicación importantes a una actividad que, en la mayor parte de ocasiones, sabe que va a recibir muy poca o nula respuesta.
No me gustaría que este artículo se quedara en la queja de un llorica (al fin y al cabo, muchos habéis pasado o conocéis esas situaciones), y mucho menos voy a atreverme a dar consejos a los demandantes: ya tienen muchas fuentes donde buscarlos , y en vista de mi éxito tampoco puedo darlos. Sin embargo, sí voy a hacer una reflexión; no consigo entender que empresas que parecen volcarse cada vez más en dar una atención personalizada y cercana a los clientes o posibles clientes (¿alguien ha dicho community manager?) dediquen tan poca atención a las personas que se interesan por trabajar en ellas. Es más: esas personas en muchas ocasiones, son también (potenciales) clientes. ¿Qué sentido tiene ser tan servicial con los que pasan por delante de la puerta principal, y tan desconsiderado con los que llaman a la de atrás, cuando pueden ser los mismos?
De verdad pienso que las empresas están cometiendo un error importante al dar esa imagen tan descuidada, máxime cuando les costaría tan poco esfuerzo tener un mínimo de consideración con los posibles empleados. ¿No piensan en la sensación que le queda al interesado?¿Quién dice que en un futuro no van a necesitar a esa persona? ¿O que llegue a una posición en la que pueda convertirse en un cliente importante? ¿Por qué las empresas se arriesgan a una situación así, simplemente por no haber enviado un correo de agradecimiento? En ocasiones me pregunto si los responsables de las empresas ignoran o se desentienden de la imagen que dan a través de sus procesos de selección. Y deberían estar al tanto, por su propio interés.
La sensación que me queda es que algo está muy estropeado en un mercado en el que ofrecer un puesto de trabajo parece un acto de caridad. Personalmente, creo que tengo, al menos, tanto por ofrecer a una empresa como lo que esta me pueda ofrecerme a mí, y estoy convencido de que voy a demostrarlo en cuanto tenga ocasión de hacerlo. Lástima que sea tan difícil encontrar esas ocasiones.
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plas, plas, plas…(Aplausos)
Ya te adelanto. Quieren un siervo de la empresa; dedicación total (no salir a las 18:30 xej) y oro por dos duros.
El resto, les importa un huevo…
Tienes toda la razón…y a mí también me tocó las meninges al articulillo ese que mencionas.
Ya somos dos los que nos encontramos con situaciones así…
Suerte!
OLA K ASE
VENGO EN BUSCA DE POLEMINA