El grupo en el que trabajo desde hace un mes, SQUaC (dentro del Instituto Tecnológico de Informática), organiza del 2 al 4 de mayo en Valencia unas Jornadas sobre Testeo de Software. Es el cuarto año que se celebran, y en ellas intervienen expertos nacionales e internacionales en software testing.
Lo cierto es que hasta ahora no conocía las técnicas e ideas relacionadas con el mundo del testeo de software. Es evidente que cualquier desarrollo tiene que ser probado para verificar que no contiene errores y que funciona tal como se pretende. Y existe todo un campo de trabajo dedicado al testeo de software, definiendo y creando técnicas y herramientas para realizarlo de un modo formal (y no hacer las pruebas como buenamente se nos ocurra, como seguramente hacemos la mayoría).
Reflexionando un poco sobre dos de las áreas a las que nos dedicamos en el grupo SQUaC, usabilidad y testeo de software, podría parecer que no tienen gran relación entre ellas. Pero dejando a un lado los detalles (como las técnicas concretas que se usan en cada caso), tienen bastantes similitudes.
Testeo de software y usabilidad
Ambos aspectos son, sin duda, necesarios: difícilmente dudaremos de que es necesario probar el software que se desarrolla; y tampoco pondremos en duda que el resultado debe ser fácil de utilizar por parte de los usuarios. Por tanto, deberíamos dar por supuesto que todo eso se tiene en cuenta al desarrollar software. Se trata, en el fondo, de comprobar que el producto funciona tal como debe.
Sin embargo, tanto el testeo de software como la usabilidad son campos con entidad propia, con cierta independencia del desarrollo, con sus propios expertos y organizaciones dedicadas. ¿Por qué una empresa de desarrollo o de diseño contrata a alguien externo para probar su software o la usabilidad de sus interfaces? Probablemente porque no se les dedica la atención y los recursos que realmente merecen. Está comprobado que una inversión en cualquiera de los dos aspectos consigue una mejora en la calidad del producto final, pero en muchos casos la actitud del responsable del desarrollo es “sí, deberíamos dedicarle más atención a eso… cuando tengamos tiempo”.
Es probable que, con el tiempo, las empresas adquieran cada vez mayor conciencia de la importancia de integrar y formalizar los procesos de testeo y de usabilidad en el propio proceso de desarrollo, en vez de considerarlos actividades independientes que se suelen realizar en las últimas etapas. Tenerlos en cuenta desde las primeras fases permite detectar y corregir problemas de modo temprano, cuando resulta más fácil (y barato) corregirlos.
La madurez de las empresas en estos campos parece mayor en el caso del testeo. En el grupo SQUaC se ofrece como servicio tanto el testeo externo como la evaluación de los procesos de testeo propios de la empresa, dando por supuesto que existen. Esto último todavía no tiene sentido en el campo de la usabilidad, dado que sólo las empresas verdaderamente grandes pueden permitirse y/o consideran necesario tener sus propios expertos en ese campo. Aplicando el conocido proverbio, en el campo del testeo se puede enseñar a pescar, pero en la usabilidad todavía hay que regalar el pescado ya que muchos todavía no saben lo importante que es comerlo 🙂