Antes de nada, lo confieso: me gusta el fútbol. Por supuesto, no está el primero de mi lista de preferencias, pero tiene su atractivo: hay pocos deportes tan injustos como para permitir que el peor equipo gane un partido, lo que le da un punto de morbo e incertidumbre que lo hace interesante.
Pero que no nos tomen el pelo más los medios de comunicación y periodistas llenando horas y páginas con tópicos, polémicas o discusiones banales que pretenden hacer pasar por serias. El fútbol es lo que es: infantil, injusto, incoherente y estúpido. Y punto. Aquí están las pruebas:
Los tópicos
Todos los conocemos: “el partido del siglo”, “no hay rival pequeño”, “no hemos tenido suerte”, “hay que ir partido a partido”… Para detectar estos tópicos y frases vacías de contenido, utilicemos una variante del principio de falsibilidad que se aplica al método científico: una frase no aporta nada (es una estupidez) si no tiene sentido afirmar su contrario.
Por ejemplo, ¿a algún entrenador se le ocurriría decir: “el próximo rival es débil y no tendremos problemas en derrotarlo”? No, ¿verdad? Entonces decir lo contrario es como no decir nada.
Otro caso: un equipo marca un gol y el avispado comentarista afirma: “ahora el equipo contrario se verá obligado a atacar”. Claro. Imaginad la cara que se nos quedaría si afirmara que “ahora el equipo que va perdiendo no atacará” 🙂 ¿Os habéis dado cuenta de lo raro que es escuchar a un supuesto “experto comentarista” decir algo que no sea una obviedad?
Claro que la mayoría de periodistas deportivos y sus entrevistas no ayudan demasiado; al jugador que gana se le “pregunta”: “bueno, un partido disputado, pero al final habéis ganado los tres puntos, que es lo que cuenta”. ¿Y? Aparte de decir lo que hemos visto todos, ¿cuál es la pregunta?
¡Ah, se me olvidaba! Señores periodistas, a la mayoría ya nos importa un pepino si Raúl va a la selección o no; dejen ya de machacarnos con lo mismo.
[Actualización 22-jul-2008] No os perdáis esta recopilación de “perlas” de fubolistas, como por ejemplo:
“No me importaría perder todos los partidos, siempre y cuando ganemos la Liga.”
La deportividad
En fútbol, la supuesta “deportividad” consiste en lanzar el balón fuera del terreno cuando un jugador contrario tiene una lesión (habitualmente fingida, por supuesto). Y el equipo contrario la devuelve (mucho más atrás, por supuesto). Y el público aplaude el heroico gesto, por supuesto.
Entonces… si un jugador reconociera que ha fingido un penalty, ¿sería considerado sólo deportividad, o automáticamente candidato al premio Nobel de la Paz? ¿Y si dejaran de perder tiempo? ¿O de insultarse mutuamente?
Por cierto, recuerdo el caso de un jugador que lesionó de gravedad a otro, y después declaró que se sentía tan mal que, si por él fuera, estaría tanto tiempo sin jugar como el lesionado. ¿Quién se lo impedía?
Las incoherencias del reglamento
Si realmente interesara eliminar la polémica de las decisiones arbitrales, empezarían por elaborar un reglamento de juego más racional y no tan sujeto a interpretaciones personales del árbitro; esos señores son peculiares, es cierto, pero no tienen toda la culpa. Sin ir más lejos:
- Las manos y las tarjetas.La regla que prohíbe tocar el balón con las manos debe llevar algunos años en el reglamento, ¿verdad? Pues todavía nadie parece saber cuándo una mano voluntaria es tarjeta amarilla o no. Y si no, haced una comparativa entre comentaristas arbitrales (toda una especie digna de estudio).
- Los “fuera de juego“. Perfecto. La regla es compleja, pero al menos está definida en términos no interpretables: el jugador atacante que está más cerca de la línea de fondo en el momento de pase, bla, bla, bla… ¿De verdad pretenden hacernos creer que un ser humano (o incluso un juez de línea) es capaz de diferenciar con tanta precisión si un jugador está más adelantado que el otro?
- Las ocasiones manifiestas de gol y las expulsiones.Ya sabéis: si un jugador hace falta a un oponente que tiene ocasión manifiesta de gol, será expulsado. ¿”Ocasión manifiesta de gol”? ¿Puede haber algo más interpretable? Puestos a interpretar, el árbitro podría incluso tener en cuenta quién es el delantero: “no es ocasión manifiesta de gol porque es de dominio público que el jugador atacante, Fulanito de Tal, no le mete un gol ni al arco-iris”.
- El tiempo de juego y los descuentos. Ahora mismo no recuerdo otro deporte en el que el tiempo de juego sea tan absurdamente medido. ¿En serio imaginan que lo que el árbitro descuenta se parece remotamente al tiempo que se ha perdido? Otra estupidez más: se calcula el descuento en función de los goles y los cambios, cuando es evidente que se pierde mucho más tiempo simplemente en el lanzamiento de una falta y la colocación de la barrera. Gracias a todo eso se consigue que el final de los encuentros, cuando más emoción debería haber, se convierta en un aburrido rosario de faltitas, protestas y otras pérdidas de tiempo.
- Las “nuevas tecnologías”.Cada cierto tiempo aparece la discusión sobre si deben permitirse determinadas tecnologías para juzgar algunas situaciones, como los “goles fantasma”. ¡Claro, es absolutamente necesario! ¡En cada partido hay diez o doce goles fantasma! Por supuesto, nadie cae en que, antes de todo eso, sería más útil y sencillo utilizar un dispositivo de alta tecnología que se llama… cronómetro.
- Los colores de los equipajes.Miles de millones se gastan las televisiones en el fútbol, y permiten que los equipos salgan con uniformes que se confunden al verlos por televisión. Increíble. Oh, por supuesto que los dos porteros no pueden llevar camisetas parecidas (todo el mundo sabe lo cerca que suelen jugar ambos guardametas), pero el de resto de jugadores… La última:
Valencia (camiseta blanca, pantalón negro)-Athletic de Bilbao (camiseta blanquirroja, pantalón negro); el Bilbao, para evitar confusiones, cambia su pantalón negro por uno blanco; conclusión: todos los jugadores se convierten en manchas blancas.
Ante todo esto, la pregunta que nos hacemos es inmediata: ¿de verdad interesa tener un reglamento claro y sin apenas polémica? ¿Quién aguantaría la mayoría de los (aburridos) partidos de fútbol sin una bronca que echarse a la boca? ¿De qué hablarían los medios deportivos al día siguiente?
En resumen
Cualquiera podría encontrar muchos más argumentos, pero estos son algunos de los más palpables, y la conclusión está ya clara: que no nos vendan la moto. Nos gusta el fútbol (a algunos), pero no nos creemos todo el circo que se monta alrededor.
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Totalmente de acuerdo. Yo siempre pongo los mismos ejemplos (a parte de los innumerables que tú ya has nombrado), para demostrar que el fútbol está dirigido por las mentes con CI más bajo, en comparación con cualquier otro deporte:
basta mirar una competición deportiva de hace medio siglo y otra actual; en el caso del fútbol es el único en el que un partido es exactamente igual, no ha cambiado nada para favorecer y ayudar al transcurso tranquilo del partido y, como no, al espectàculo (porque se supone que de eso se trata). Miremos, por ejemplo, uno de baloncesto, voleibol… incluso hoquei hierba femenino!!! Los cambios “a mejor” son claros. Se han ido cambiando, o mejor dicho, adaptando, a las necesidades del juego para que, por ejemplo, no acabe un partido con 47 minutos de juego real cuando se deberían haber jugado 90. Repito: 47 de 90!!! Y no nos olvidemos de un elemento importantísimo en nuestro fútbol actual: EL RECOGE-PELOTAS, personaje imprescindible para perder tiempo cuando el equipo local gana. ¿Alguien ha visto alguna vez lo que se tarda en poner de nuevo la pelota en juego cuando sale fuera en el hoquei? O lo que pasa si en balonmano un jugador retiene la pelota cuando la posesión es del otro equipo? (…) Para hacerlo más justo deberían dejar que el visitante aportara la mitad de los recogepelotas, para ver como se pelean entre ellos por conseguir o retener una pelota. Por cierto, ¿se les debería poder sacar tarjeta por perder tiempo? ¿Por agresión?
Para acabar, un detalle que cada día es más evidente: los comentaristas deportivos, pero no los periodistas, sinó aquellos ex-profesionales del deporte que acompañan en la retransmisión. Es un placer escuchar y aprender de gente como Àngel Nieto, Solozàbal y Joan Creus, Àlex Corretja… siempre aportan algo que como aficionado no puedes ver, algo “nuevo”. Y no es por repetirme, pero, los de fútbol…
Hoy en día, en lo que a condiciones físicas i psíquicas, es más fàcil ser buen jugador de fútbol que de cualquier otro deporte, lo que lo hace más difícil es que hay muchos que lo quieren ser. Pero, el fútbol es así…
Hombre. Para mi lo más divertido del fútbol eran las parodias de AL Ataque de Arús y sus conpimches en Antena 3.
Una preguntita…
¿Qué sentido tiene hacer un estadio nuevo para sustituir al actual San Mamés? Moverlo 50 metros… ¿será que amenaza ruina?
http://elciudadanocabreao.blogspot.com/2006/04/el-nuevo-san-mams.html
Cèsar,
a lo mejor los dirigentes de fútbol son mucho más inteligentes de lo que parece; como deporte tiene muy poco contenido y es muchas veces aburrido. Por eso, intentar corregir sus incoherencias sería dejarlo en nada. Algo así como si los periodistas (por llamarles algo) del corazón hicieran programas y revistas sin entrar en la vida personal de los famosillos: sería mucho más correcto, pero a la gente le aburriría.
Sería divertido eso de que el equipo visitante aporte la mitad de recogepelotas 🙂 Aunque no me atrevo a tomármelo en broma, sobre todo viendo otras chorradas que se pretenden introducir, o que se introducen (como que el cuarto árbitro muestre el tiempo de descuento ).
krollian,
Arús puede gustar más o menos, pero hay que reconocerle que es un visionario. Si no me equivoco, fue el primero en usar los vídeos domésticos (“Vídeos de primera”), o en utilizar a gente rara (“freakies”) en sus programas.
En cuanto a líos urbanísticos y equipos de fútbol… ¡qué nos vas a contar aquí en Mallorca! 🙂
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Sos español.
Dedicate a las corridas de toros.
Chau
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