Si existe tanta documentación, recomendaciones y principios sobre diseño y experiencia de usuario, ¿no sería posible que los diseñadores siguieran esas reglas e hicieran siempre diseños que cumplieran su función sin problemas? La respuesta es no, porque las característicias y particularidades de cada caso son diferentes, y la respuesta del usuario puede variar en función de matices muy sutiles.
Sin ir más lejos, veamos el caso de los enlaces patrocinados de Google.Los enlaces patrocinados son esos que aparecen diferenciados al realizar una búsqueda en Google, tanto en la parte superior como en la derecha. Vamos a fijarnos en los de la parte superior al buscar, por ejemplo, “ONG”:
Esos tres primeros resultados que aparecen con fondo amarillo son enlaces patrocinados, es decir, aparecen en esa posición porque sus responsables pagan por aparecer ahí, y no porque sus páginas consigan buenos resultados según los algoritmos indexadores del buscador. Es decir, su contenido será, según Google, menos interesante (para esa búsqueda) que los que aparecen como resultados “normales”.
Por supuesto, Google pretende ser honesto con sus usuarios, así que esos resultados patrocinados no deberían confundirse con los resultados del proceso objetivo de indexación. Como el propio fundador de Google, Sergei Brin, indicaba en una entrevista en 2004:
One thing that’s important to us is the distinction between advertising and pure search results. We make it clear when something is paid for. Our advertising is off to the side and in a couple of slots across the top. Ads are clearly marked. There’s a clear, large wall between the objective search results and the ads, which have commercial influence.
Una cosa que es importante para nosotros es la distinción entre publicidad y resultados de búsqueda puros. Dejamos claro cuándo se ha pagado por algo. Nuestra publicidad aparece separado a un lado y en un par de zonas en la parte superior. Los anuncios están claramente marcados. Hay una gran barrera entre los resultados objetivos de búsqueda y los anuncios, que tienen influencia comercial.
Es decir, si Google “mimetizara” los resultados patrocinados con el resto así:
Muchos usuarios podríamos sentirnos, con razón, engañados; es demasiado fácil confundir los enlaces patrocinados con enlaces normales. ¡Parecería que Google se estuviera dejando sobornar!
La diferencia es realmente sutil; sin embargo, el otro extremo tampoco es aconsejable. Los enlaces patrocinados tienen el mismo formato y estructura que el resto de resultados, y los asociamos (que no confundimos) con ellos. ¿Qué ocurriría si el diseño fuera totalmente diferente, haciéndolo por ejemplo más similares a los (im)populares banners?
El diseño es demasiado diferente, demasiado identificable como un anuncio y no lo asociaríamos a un resultado de la búsqueda; incluso lo más probable es que lo ignoráramos por el efecto de ceguera a los banners. Como resultado, menos clicks, y peor tanto para Google como para el anunciante.
Esa es la buena/mala noticia: no existen principios generales que nos guíen con seguridad entre tanta sutileza; hay que conocerlos, sí, para aplicarlos, pero eso no basta. Es necesario también saber ponerse en el lugar del usuario y, por supuesto, probar con ellos.