Y tu web, ¿es de chocolate o de fruta?

Un experimento psicológico nos ayuda a entender por qué es tan importante que nuestras interfaces sean sencillas y "no hagan pensar" al usuario.

Ocurre a veces. Después de estudiar en detalle una aplicación o un sitio web para entender bien cómo funciona y cuál es su propósito, pasas a proponer un prototipo o un rediseño de las páginas o pantallas con el loable objetivo de que sea más inteligible y fácil de usar para sus usuarios. Y entonces, alguien (habitualmente responsable del producto) dice algo parecido a esto:

  • “Bueno… Tampoco hace falta que sea tan sencillo”.
  • “Nuestros usuarios no son tontos; ya saben algo del tema”.
  • “Es que hacen falta unos conocimientos mínimos para usar esto”.
  • “No pretendemos que cualquiera pueda usar nuestro producto”.

Ante lo cual tú, que eres el “experto” en estas cosas, puedes reaccionar de dos modos: o te agarras a tu autoridad y a la máxima de hacer las cosas lo más sencillas posibles, e intentas que se tengan en cuenta tus sugerencias; o bien sufres una crisis de fe y te preguntas si realmente es necesario hacerlo todo tan sencillo, o hasta dónde tenemos que llevar aquello de “No me hagas pensar” del libro de Steve Krug.

Pues bien: en esos momentos de duda existencial viene al rescate un experimento realizado a finales de los 90 por los psicólogos de la Universidad de Iowa, Baba Shiv y Alexander Fedorikhin. (more…)